Hoy, 24 de noviembre, se cumplen siete años de la firma del Acuerdo de Paz para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera (A.F.) entre el Estado colombiano y la hoy extinta guerrilla de las FARC-EP.
Las muertes ocasionadas por la violencia asociada al conflicto armado interno en Colombia se redujeron significativamente después de la firma del Acuerdo en 74%, al pasar de 1.425 muertes anuales en julio de 2013 a 367 muertes en abril de 2017, el mínimo histórico de muertes por la violencia de conflicto y pese a la persistencia del conflicto con el ELN y entre esa guerrilla y otros grupos armados. Esta reducción de las muertes en acciones de conflicto se comenzó a revertir desde enero de 2017.
Como se aprecia en la gráfica de abajo que separa las muertes por el grupo al que pertenecen las víctimas, son las muertes de civiles en hechos relacionados con el conflicto armado las que revirtieron el dividendo de paz inicial tras la firma del A.F. Ha sido tal su crecimiento que en junio de 2023 las muertes de civiles en el marco del conflicto llegaron al máximo desde 2010, con 814 muertes de civiles (en el cálculo anual). Las víctimas de la fuerza pública y grupos pos FARC crecieron desde comienzos del 2018 con la emergencia del conflicto entre el Estado y esos grupos, pese a que desde enero de este año se han reducido ambos niveles de victimización.
Nótese que el tercer grupo que contribuye al crecimiento de las muertes en acciones de conflicto es de las víctimas de los grupos pos desmovilización paramilitar (GPDP), en particular del Clan del Golfo, aunque desde agosto del 2022 se ha reducido continuamente tal victimización.
Pese a este enorme crecimiento de las víctimas civiles en el marco del conflicto armado, los homicidios debidos al conflicto siguen siendo un bajo porcentaje de los homicidios totales en Colombia. Para el momento en el que ese dividendo de paz de la reducción de la violencia fue menor, en mayo de 2018, alcanzó a ser sólo un 2,5% del total de los homicidios registrado en el país, cuando en enero del 2014 superó el 11%. En julio de este año, había aumentado al 9%.
La prevención de la violencia letal por el Acuerdo
Pese al aumento desde julio de 2017 de las muertes en acciones de conflicto, aún no se alcanzan los altos niveles de violencia que tuvo el conflicto en el pasado. Por ello se mantiene un importante dividendo de paz en términos de haber prevenido la muerte de por lo menos 8.200 personas si el conflicto hubiera mantenido su intensidad del pasado. De esas 8.200 personas algo menos de la mitad, el 45% (3.700) habrían sido combatientes de las hoy extintas FARC; el 34% (2.800) de integrantes de la fuerza pública y el 21% (1.700) de civiles no combatientes. En todos los casos, esto refiere sólo a las muertes que habrían ocurrido si no hubiese cesado la confrontación entre las hoy extintas FARC y el Estado.
Este aumento de la violencia se debe a la transformación de la violencia, fenómeno que ha sido observado en otros momentos de pos-conflicto (por ejemplo en Guatemala y El Salvador). La transformación de la violencia se explica por la emergencia de grupos armados que usan los métodos violentos y las armas propias del conflicto para otros fines, usualmente asociados a la criminalidad organizada. Así, tras la firma del A.F. las acciones ofensivas propias del conflicto, sin intercambio de fuego, y que no son no atribuidas a un grupo armado específico aumentaron significativamente. También aumentaron las acciones atribuidas a grupos pos FARC que subieron de manera sostenida desde enero de 2022 hasta noviembre de 2023. Las acciones no atribuidas llegaron a un pico que superó el pico de las acciones atribuidas a las FARC al inicio del proceso de paz con esa guerrilla en 2013.
Los enfrentamientos entre grupos armados y entre éstos y la fuerza pública desde la firma del A.F. no alcanzan los niveles que tuvo el conflicto con las FARC durante el periodo de negociaciones en el proceso de paz con esa guerrilla. El pico de actividad de combates entre las FARC y el Estado durante el conflicto se alcanzó en julio de 2013 con 144 combates anuales en ese mes. Hoy es una proporción que no supera el 10% del total de combates. Sin embargo, sí es notorio el crecimiento casi continuo de los combates entre los grupos pos FARC y la fuerza pública que alcanza un pico en septiembre de 2023 con 59 combates anuales. Aún así es un 60% del nivel de combates que tenía la extinta guerrilla de las FARC con el Estado.
David Fernando Correal y Jorge Restrepo
Editores: Felipe González y Jorge Restrepo
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